Una forma elegante de responder a la humillación corporal

La instructora de fitness Megan Ellis es codirectora del Barre East Fitness Studio en Frederick, Maryland. Cuando un recorte de periódico salió de un sobre dirigido al estudio, Ellis no se mostró particularmenteSorprendida. El estudio acababa de aparecer en la sección de negocios del periódico local y pensó que era alguien que conocían que les había enviado una copia.

Pero cuando abrió el recorte, lo que vio la hizo llorar.

Fotografía cortesía de Taryn Sisco

Una flecha que apunta a las caderas de Ellis dice: “Estás gorda, al borde de la obesidad”. Otra flecha conecta la cabeza de la codirectora y compañera instructora Taryn Sisco con las palabras “Tienes sobrepeso”.

Sobre la foto, el desconocido escribió en cursiva: “Estoy cansado de los artículos que promueven la buena forma física y la salud, mientras que los que aparecen en la foto no son ni lo uno ni lo otro”.

Fotografía de Brodie Ledford, cortesía de Taryn Sisco

Y en el margen izquierdo: “Imágenes y artículos como este dan a otros licencia para tener sobrepeso u obesidad”. Una cosa es que el remitente estuviera criticando el fitness con barra o su modelo de negocio, explica Sisco (izquierda). Pero este fue un ataque a los cuerpos de las mujeres por parte de “alguien que no nos conocía, nunca nos había visto y nunca había puesto un pie en el estudio”, le dice Sisco a SELF.

Sin embargo, Ellis y Sisco no estaban dispuestos a permitir que los comentarios odiosos de un extraño los deprimieran. Iban a hacer algo al respecto.

Al día siguiente, publicaron una entrada en su blog en la que describían el incidente, con la esperanza de difundir entre sus clientes el mensaje de que la humillación corporal nunca está bien y de inspirarlas a ponerse de pie y decir basta. “Juzgar a alguien por su aspecto o por una foto es simplemente triste… y sí, es una forma de acoso. Envía el mensaje equivocado a las mujeres de todo el mundo. Las mujeres deberían apoyarse mutuamente, no derribarse. Buen intento, señora… pero misión no cumplida”, escribieron.

Desde entonces, la publicación ha recibido mucha atención y mujeres de todo el país han estado llamando para expresar su apoyo y compartir sus propias historias.

“Fue bastante doloroso recibir un correo como ese”, dice Ellis.

Y aunque Sisco y Ellis saben quién envió el mensaje de odio (el nombre y la dirección del remitente estaban en el sobre), no lo dicen. “No nos parecía correcto poner su nombre en público sabiendo que la gente la criticaría y la denigraría”, dice Ellis. Tampoco encajaría con la misión de Barre East: ofrecer una zona libre de prejuicios donde todas las mujeres puedan sentirse cómodas.

La remitente no aceptó la oferta de Ellis y Sisco de probar una de sus clases, pero pasó a decirles que lo sentía, una disculpa que ellos aceptaron de inmediato.

“No sé qué la llevó a este punto de su vida para sentir la necesidad de escribir esas cosas sobre nosotros”, dice Sisco. “Pero, honestamente, creo que nos hizo un favor a todos al iniciar esta conversación”.

Imagen destacada (arriba) fotografía de Brodie Ledford, cortesía de Taryn Sisco

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